Durante décadas, asistir a un concierto, una obra de teatro o una función de cine ha estado acompañado de un ritual casi inseparable: recibir entradas de papel como pase de acceso. Estos boletos, pequeños en tamaño, han sido un símbolo de recuerdos, coleccionismo y emoción.
Sin embargo, detrás de este uso aparentemente inofensivo, se esconde un problema ambiental significativo. La producción y disposición inadecuada de estos millones de entradas de papel generan un impacto directo en el medio ambiente que pocas veces se visibiliza.
El papel utilizado en entradas suele ser procesado y recubierto con tintas, barnices o códigos de seguridad que dificultan su reciclaje. Esto implica que, tras cumplir con su única función de validar el ingreso a un evento, la mayoría de estos boletos terminan rápidamente en la basura.
El Dr. Jorge Zegarra Reátegui, explicó que gran parte de estos residuos no se manejan de manera formal y menos, se disponen en rellenos sanitarios con protocolos de seguridad ambiental.

Problemática con las entradas de papel en el medio ambiente
La magnitud del problema aumenta al considerar la masividad de estos eventos. Cada concierto multitudinario, cada temporada de teatro y cada semana de estrenos cinematográficos puede generar toneladas de papel desechado. Y, aunque cada entrada pese apenas unos gramos, el efecto acumulativo es alarmante.
Asimismo, Jorge Zegarra Reátegui afirmó que aun la humanidad afronta un problema en cuanto a disposición final. Por ejemplo, en el Perú, país donde él reside, solo en Lima y Callao el manejo de los residuos se controlan gracias a la intervención de la empresa privada.
Conscientes de esta problemática, la sociedad ha comenzado a migrar hacia alternativas digitales. Hoy en día, muchas productoras, cines y organizadores de eventos ofrecen códigos QR. Además de aplicaciones móviles o confirmaciones electrónicas como sustitutos de las entradas de papel físicas. Esta transformación tecnológica representa un avance importante, ya que reduce la necesidad de papel y, en consecuencia, la generación de residuos. Además, las opciones digitales suelen ser más prácticas, rápidas y seguras para el usuario.
No obstante, a pesar de este progreso, el impacto ambiental persiste. No todas las personas ni todos los espacios han adoptado el cambio digital, y millones de entradas de papel siguen produciéndose cada año. El rezago cultural, la falta de acceso a la tecnología en ciertos sectores y la resistencia al abandono del papel como soporte tangible son factores que prolongan la problemática.
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