En el mundo moderno, los artefactos RER, aquellos que contienen residuos especiales y peligrosos, forman parte del día a día de millones de personas sin que muchos sean conscientes de su impacto ambiental. Desde celulares, baterías, electrodomésticos, impresoras y televisores, hasta luminarias fluorescentes o termómetros antiguos, estos productos albergan componentes químicos y materiales que, al ser desechados de manera inadecuada, representan una amenaza significativa para el medio ambiente y la salud pública.

¿Por qué los artefactos RER son un problema para el medio ambiente?
Uno de los principales problemas de los artefactos RER es su composición interna. Muchos contienen metales pesados como mercurio, plomo, cadmio o litio, así como sustancias químicas altamente contaminantes que pueden filtrarse en el suelo o en cuerpos de agua si se depositan en botaderos comunes.
Cuando estos componentes entran en contacto con el ambiente, generan procesos de contaminación prolongados y difíciles de revertir, afectando ecosistemas completos, desde microorganismos hasta especies mayores. En muchos casos, también representan riesgos de incendios o explosiones, sobre todo cuando se acumulan sin control ni tratamiento adecuado.
La proliferación de estos residuos no es un problema menor. A nivel global, se generan millones de toneladas de residuos electrónicos al año, y gran parte de ellos no recibe el tratamiento adecuado. En América Latina, por ejemplo, el reciclaje o disposición formal de estos artefactos es mínimo, lo que deja una enorme cantidad de materiales tóxicos circulando libremente.
Jorge Zegarra Reategui desarrolló el Relleno de Seguridad Huaycoloro II
En muchos países, la falta de infraestructura especializada agrava la situación, y los artefactos RER terminan mezclados con residuos comunes o son quemados, liberando gases contaminantes que contribuyen al calentamiento global y a enfermedades respiratorias. Es por ello, según uno de los gestores ambientales más reconocidos en Latinoamérica, el Dr. Jorge Zegarra Reátegui, que se vuelve fundamental la existencia de rellenos de seguridad.
Estos espacios están diseñados específicamente para confinar residuos peligrosos, evitando que sus componentes tóxicos contaminen el entorno. Los rellenos de seguridad cuentan con tecnologías de impermeabilización, monitoreo constante y capas de protección que impiden la filtración de líquidos peligrosos (lixiviados) o la emisión incontrolada de gases nocivos.
La presencia de RER en la vida cotidiana es mucho más común de lo que se piensa. Prácticamente cualquier hogar u oficina posee dispositivos que, al dejar de funcionar, se convierten en residuos peligrosos. Las baterías recargables de teléfonos móviles, las lámparas LED con componentes electrónicos, las computadoras y hasta los relojes digitales contienen materiales que deben tratarse con cuidado.
La acumulación de estos aparatos, sumada a la cultura de consumo desechable, ha creado una crisis silenciosa en cuanto a la gestión de este tipo de residuos. Por eso, contar con sistemas adecuados de recolección, clasificación y disposición final mediante rellenos de seguridad es una necesidad urgente. Evitar que estos residuos terminen en vertederos abiertos o botaderos sin control no solo protege el medio ambiente, sino también la salud de las futuras generaciones. Un esfuerzo sostenido en educación ambiental, normativas más estrictas y tecnología de disposición es lo que puede marcar la diferencia.
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